Este post nace de una lectura actual que te cambia la forma de ver el mundo y pensar, puesto que no siempre el ser humano ha estado en la cúspide evolutiva como creen algunos.
El libro en cuestión es Sapiens, de animales a dioses de Yuval Noah Harari, un libro muy interesante que explica de forma atractiva los hechos que llevaron a Homo Sapiens de ser un animal más de la sabana afroasiática a el arma más letal en la historia de la tierra.
Los primeros cazadores recolectores Sapiens no eran más fuertes físicamente que la fauna que tenían alrededor en la sabana africana, pero su capacidad cognitiva que fueron desarrollando hace 70.000 años les permitió adaptarse a todo tipo de hábitats cambiantes mientras genéticamente seguiamos siendo un animal débil de sabana africana.
¿Cómo pudo ser que llegáramos desde Afro-asia hasta la isla más oriental del archipiélago de Indonesia?
La respuesta es la adaptación a nuestro entorno gracias a la obtención de recursos naturales que nos permitían protegernos del frío y conseguir comida en los lugares más inhóspitos. Esta continua migración en busca de recursos fué lo que convirtió al Homo Sapiens en el animal más mortífero. Ecosistema que pisaba, ecosistema que no volvía a ser el mismo al eliminar escalafones de la pirámide alimenticia.
La flora y fauna australiana evolucionó durante los últimos 1,5 millones de años de manera independiente puesto que estaba aislada de todos los demás continentes, lo que permitió el desarrollo de marsupiales y una megafauna totalmente única.
El primer Homo Sapiens puso el pie en una playa australiana hace unos 45.000 años, siendo el primer gran viaje por el mar, le llevó al escalafón más alto de la cadena alimentaria de este continente nuevo.
Transformaron el ecosistema australiano de manera increíble ya que, por un lado, acabaron con la mayoría de mamíferos marsupiales gigantes al tener estos una baja tasa de reproducción y quemaron gran cantidad de bosques autóctonos para crear pastos menos nocivos para Homo Sapiens.
En cuestión de pocos miles de años acabaron con millones de años de evolución, el ser humano había comenzado su carrera para convertirse en el dominador del planeta. La primera gran extinción y colonización provocada por Homo Sapiens había llegado a su fin, pero no sería la única ya que le esperaba el mismo destino a la megafauna y flora autóctona de América hace 16.000 años. De esta hablaremos en otro post porque también es muy interesante.
Ambas tienen un denominador común, fueron invasiones y extinciones de organismos terrestres, lo cual dicta sentencia ante la acusación de ser la principal razón de estas extinciones. Pero,
¿Sucedió lo mismo con la fauna marina de los océanos cercanos a las poblaciones humanas?
La respuesta es no, Homo Sapiens no adquirió tal capacidad de modificación de los ecosistemas marinos, hasta ahora. Desde el año 1500 han desaparecido 322 especies de vertebrados de la superficie de nuestro planeta, con toda su fauna y microfauna asociada.
De los vertebrados tenemos más estudios y conocemos el impacto, pero la preocupación por la extinción de artrópodos, anfibios y reptiles por su importancia en el ecosistema es preocupante ya que no hay estudios ni apoyo suficiente para la cuantificación y seguimiento de su tasa de extinción.
La revolución industrial provocó una mecanización en la manera en la que los humanos modificamos el medio ambiente para obtener más recursos, desechando los residuos derivados al océano.
Por fin con la revolución industrial podemos también tener la dudosa y temible capacidad de modificar el medio marino junto con estrategias de explotación pesquera a nivel industrial. Muchas de ellas se encuentran ahora extinguidas o en peligro de extinción debido a esta modificación de los ecosistemas marinos.
Si tuviéramos historia, y fuéramos conscientes de las extinciones anteriores, seríamos menos indiferentes y pondríamos más esfuerzos en evitar lo que está ocurriendo ahora mismo mientras estás leyendo este post. Si las cosas siguen al ritmo actual, los delfines, ballenas y tiburones que todos conocemos pasarán a ser parte de nuestra colección de organismos extintos junto con mamuts, dientes de sable y un largo etcétera.