Alimentación y agricultura sostenibleCalabazas por San Valentín

Llegada esta época del año hay un negocio que experimenta un pico en su producción, la venta de flores de corte. Sin duda, las flores (como las rosas) son una de las cosas que primero se nos viene a la cabeza cuando pensamos en San Valentín y es que es uno de los signos más representativos del amor romántico.


Sin embargo, la mayoría de las flores se producen en monocultivos intensivos (muchas de ellas bajo invernaderos) y por tanto requieren de la aplicación de numerosos fitosanitarios (pesticidas, fungicidas, abonos…). Estos químicos actúan degradando y contaminando los suelos y aguas y acabando con parte de la biodiversidad local. Tanto de forma directa, mediante su aplicación a los cultivos, como de forma indirecta. El agua contaminada con estos químicos es capaz de infiltrarse a través del suelo contaminando acuíferos o llegando a ríos y mares. Además, los productos de desecho de las fábricas (como son los restos vegetales o los envases de los productos fitosanitarios) también son una fuente de contaminación media ambiental si no se eliminan de forma adecuada.


En muchas ocasiones estas flores son importadas desde países con legislaciones más transigentes. Colombia es el mayor exportador del mundo de flores cortadas, el 85% de su producción viaja a Estados Unidos, Rusia, Japón y Europa. Este transporte a grandes distancias se debe hacer además sin romper la cadena de frío para que el producto no se estropee, por lo que requiere grandes cantidades de petróleo.


Por otro lado, esta producción a gran escala está desplazando a los cultivos tradicionales de la zona y no sólo tiene un impacto negativo en el medio ambiente sino también en las empleadas (en su mayoría mujeres) que trabajan en estas producciones de sol a sol, y con unas condiciones laborales precarias. Asimismo, la industria requiere de grandes cantidades de agua, desabasteciendo a otros cultivos, o lo que es peor, a personas, como es el caso de la Sabana de Bogotá.


Por lo tanto, cabe preguntarse, si una simple flor merece tanto sacrificio Así que, a mí por san Valentín si me quieren dar algo, que sean calabazas (ecológicas, de comercio local a ser posible) que también son bonitas, pero además están bien ricas.
Para aumentar la información:

  • Erika González. 2014. Las mujeres en la industria colombiana de las flores. Informe
    OMAL nº 11
  • Enviromental Justice Atlas: < https://ejatlas.org/conflict/floricultura-en-la-sabana-de-
    bogota-colombia>

Nuria Espinosa Afonso

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